¿Y si no podemos crear empleo?
Las recetas keynesianas sólo saben mejorar uno de nuestros grandes problemas (la crisis económica) a base de empeorar otro de nuestros grandes problemas (el abismo de la crisis ecológica). Intentar disparar aún más el consumo, cuando los recursos naturales están tocando límites y ya experimentamos los primeros síntomas del cambio climático, es un poco suicida.
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